EXTRAORDINARIA LUCREZIA BORGIA ESTELAR.
La segunda función de la serie llamada “Estelar”, de la ópera Lucrezia Borgia de Gaetano Donizetti, se convirtió en una de las mejores sorpresas, que ha deparado este ciclo durante esta Temporada 2012; prueba de ello fueron las continuas interrupciones, provocados por los entusiastas aplausos del público presente, que llenaba el Teatro Municipal.
Las razones son muchas, pero existe una, que consideramos fundamental, se llama Pedro Pablo Prudencio, el joven director chileno, cuya solvencia se impone en cada una de sus presentaciones.
Él supo extraer de la partitura, toda la verdad musical que posee, logrando de cada uno de los intérpretes el mejor resultado; manejo adecuado de tempos y pulsos, tranquila precisión en los contratiempos, cuidadoso balance orquestal, y sobre todo convertido en el gran cómplice de Donizetti, sacando a luz cada frase complementaria de los solistas, logrando un todo armónico y expresivo.
La orquesta, totalmente entregada a la batuta, exhibiendo hermoso sonido, sin desajustes de pulso, siguiendo escrupulosamente sus gestos e intenciones, que dieron cuenta de su profundo conocimiento de la partitura, logrando construir un arco dinámico-expresivo, y una cuidadosa progresión dramática.
Sin duda que, estas características entregaron tranquilidad a los solistas, quienes realizaron una espléndida labor, incrementada, por el hecho de ser un elenco muy parejo en caudal vocal y musicalidad.
A lo anterior agregaremos, que al parecer concientes de la débil régie, pusieron todas sus condiciones actorales, al servicio de la trama, logrando credibilidad de la historia, pues siempre se les vio interactuar entre ellos.
La soprano argentina Natalia Lemercier, fue una convincente Lucrezia, su timbre parejo y bello, sin dificultad alguna para coloraturas y agudos, complementado con bellísimos pianissimo y un gran sentido de actuación, convirtió su personaje en algo totalmente creíble, asumiendo cambios de carácter, de acuerdo a la evolución de su rol.
Cuesta decidir cuales fueron sus mejores escenas, aunque debemos necesariamente mencionar su desgarrador final, factor que entre otros le hicieron triunfar plenamente, algo corroborado por las ovaciones del final.
Jaesig Lee el tenor coreano, fue el complemento perfecto de Lucrezia, su Genaro recreado con una gran actuación, le permitió lucir su hermosa y potente voz, sumada su enorme musicalidad, con la que a ratos conmueve. A manera de ejemplo, su desolado “soy un Borgia”, o bien cuando decide morir junto a sus amigos, a pesar de los ruegos de Lucrezia, quien se ha revelado como su madre.
Evelyn Ramírez la estupenda mezzosoprano chilena, mostró todas sus innegables condiciones vocales y dramáticas, encarnando a Maffio Orsini, dando perfectamente lo masculino del papel, cantó con aterciopelada y poderosa voz, sus agudos fueron seguros, timbrados y bellos, su «brindis» en casa de la Negroni, fue soberbio, al igual que su dúo con Genaro.
Alfonso d´Este, el vengativo y celoso marido de Lucrezia, fue cantado por el gran bajo ruso Maxim Kuzmin-Karavaev, quien además de ser un excelente actor, es poseedor de una poderosa y muy hermosa voz, con agudos y graves muy fáciles y musicales, su actuación pasa con naturalidad por los más diversos estados, apoderándose totalmente de su rol. Su aria de la “Venganza” arrancó justificadas ovaciones.
No creemos equivocarnos, al estimar que el resto del elenco, dio un paso más allá, de su presentación con el otro elenco.
Al Coro se le vio, mucho más suelto y comprometido, como nos hubiera gustado que la iluminación hubiera destacado mejor, su hermoso vestuario.
No abundaremos en un análisis de la producción, pues lo hicimos al comentar la versión Internacional, donde expusimos todas las dudas que nos planteó.
En resumen esta segunda función de Lucrezia Borgia, encantó al público que llenaba el Teatro Municipal, debido a su excelencia musical.
Gilberto Ponce. (CCA)